Qué se sabe del atentado contra Trump: un tirador en el tejado, ocho disparos... y un servicio secreto que queda señalado

Momento en el que los miembros de seguridad protegen a Trump tras los disparos.
Momento en el que los miembros de seguridad protegen a Trump tras los disparos.
Getty Images
Momento en el que los miembros de seguridad protegen a Trump tras los disparos.

Este 13 de julio de 2024 quedará marcado como una de las fechas clave de la historia reciente de Estados Unidos: es el día en el que el expresidente Donald Trump, candidato republicano a la reelección, escapó de la muerte por apenas unos milímetros en un atentado que lo dejó herido leve.

Donald Trump se encontraba en Butler, Pensilvania, ofreciendo uno de sus habituales mítines como candidato republicano a las elecciones presidenciales del próximo mes de noviembre. El acto, realizado en una explanada al aire libre, había comenzado a las seis de la tarde, hora local (medianoche en la península).

Ataviado con una de sus gorras rojas de 'Make America Great Again', traje oscuro y camisa blanca sin corbata, el político y magnate neoyorquino llevaba apenas once minutos de discurso cuando sonaron unas detonaciones. Trump se echó la mano a la oreja derecha y se lanzó al suelo. Efectivos del servicio secreto se lanzaron a cubrirlo entre gritos del público y más disparos. Toda esta escena transcurrió en apenas unos segundos.

Instantes después, los guardaespaldas lo alzaron y Trump, visiblemente sangrando por la oreja, con manchas de sangre en su rostro, quiso escenificar su supervivencia lanzando su puño derecho al aire varias veces y susurrando Fight! (lucha), ante el paroxismo de sus seguidores.

Lentamente, el multimillonario fue llevado casi en volandas hasta un coche todoterreno negro, que salió raudo de la zona en busca de atención médica para Trump. Unas seis horas más tarde, el expresidente aterrizó en el aeropuerto de Newark, bajando del avión por su propio pie y saludando, aparentemente indemne.

Lo que se sabe

Horas después del suceso, hay cosas que han quedado claras y otras que plantean grandes incógnitas. La primera, que el autor de los disparos ha sido identificado como Thomas Matthew Crooks, un joven de tan solo 20 años de edad que vivía en Bethel Park, en un suburbio de Pittsburgh, a unos 70 km del lugar del tiroteo. 

Además, el joven estaba registrado para votar como republicano, según una lista en la base de datos de votantes de Pensilvania que coincide con su nombre, edad y una dirección de Bethel Park, pese a lo que los registros de la Comisión Federal Electoral muestran que un donante listado como Thomas Crooks, con la misma dirección, donó 15 dólares en enero de 2021 a un comité de acción política alineado con los demócratas y llamado Proyecto de Participación Progresista.

Se sabe también que el arma que usó Crooks es un rifle AR-15, un tipo de fusil semiautomático que se ha utilizado en varios de los atentados más mediáticos ocurridos en el país. Crooks, apostado sobre un tejado a unos 120 metros del objetivo, disparó hasta ocho veces. Hirió a Trump y a otras dos personas y acabó con la vida de un asistente al mitin. El atacante fue abatido instantes después de realizar los disparos.

Asimismo, el arma empleada en el atentado fue adquirida por su padre de manera totalmente legal, han informado fuentes de la investigación a Fox News.

También se han encontrado dos dispositivos con material explosivo en el vehículo del sospechoso del intento de magnicidio, así como en su domicilio en Bethel Park (Pensilvania).

Por otro lado, un joven que coincidió con el atacante en el instituto ha asegurado este domingo que su hermano vio a Crooks en el club de tiro de la ciudad, sin ofrecer más detalles. Este adolescente ha descrito al autor del atentado como un chico que sufrió acoso, pero ha añadido que "no lo conocía mucho como para hacer comentarios sobre él", y que era alguien "que iba vestido como cualquiera".

Las incógnitas

En cuanto a las incógnitas, aún son muchas. En primer lugar, la motivación de un joven de 20 años para cometer el atentado. Las contradictorias informaciones sobre su adhesión política no aportan nada de luz y será la investigación que ya ha comenzado la que resuelva las preguntas.

También queda por responder la gran pregunta que se hace todo el mundo: cómo pudo subirse a un tejado no excesivamente alto y no excesivamente lejos (120 metros) del escenario sin que el dispositivo de seguridad desplegado en la zona se percatara de él.

Precisamente, la seguridad de Trump corre a cargo del Servicio Secreto de los Estados Unidos, y por su condición de expresidente, es especialmente fuerte. De ahí que sorprenda la relativa facilidad con la que un joven de 20 años ha estado a milímetros de cometer un magnicidio en pleno directo, rodeado de cámaras de televisión. De hecho, hay testimonios de asistentes al mitin que vieron al tirador colocarse en su posición y que, de hecho, habían advertido a la policía de su presencia.

Por si esto fuera poco, un alto mando policial citado por la cadena CNN ha asegurado que Crooks fue visto por la Policía local fuera del recinto donde tenía lugar el mitin. Tras ser descubierto, las autoridades locales pensaron que estaba actuando de manera sospechosa cerca de los detectores de metales, y anunciaron por radio que lo vigilarían. Esta información también se trasladó al Servicio Secreto, según esta fuente.

Además, hay imágenes que muestran a los francotiradores del servicio de seguridad de Trump, apostados tras el expresidente, y mirando precisamente al punto del que procedían los disparos. Se cree que fueron estos dos francotiradores los que acabaron con Crooks, aunque este extremo también está por confirmar.

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